jueves, 15 de marzo de 2012

UNA CUESTION DE FIDELIDADES

(Artículo perteneciente a la selección “Torre del Faro”, publicada en 1992)



         La fina e inteligente Beatriz Palomo me lleva a su programa de la sobremesa en Radio Ceuta. Yo me resistía a ir. Pensaba que estaba ya muy visto y oído y que no tenía nada interesante que decir. Pero Beatriz es muy persuasiva, y además yo no suelo desairar a una dama. Así que acudí al estudio de la Cadena SER, y allí, durante media hora, Beatriz me sometió al incruento acribillamiento de sus preguntas, que parecía yo un cervatillo en medio del bosque frente a una Diana Cazadora armada con su arco y su carcaj repleto de flechas. Pero la verdad es que, tratándose de Beatriz, resulta siempre una delicia estar sometido a su tiroteo: ¡lo hace con tal encanto!

         -Dime, Juan, ¿qué es para ti ser "caballa"? -empieza disparándome con la mejor de sus sonrisas. Y en seguida me vienen a la mente todos los tópicos y frases más o menos "patrioteras" que se suelen decir: que si haber nacido en la mejor tierra del mundo, que si hablar de una manera muy castiza, que si tener un carácter especial, que si "morir en Ceuta es un placer ¿qué será vivir?", etc. Y rápidamente recapacito en que yo no he nacido en Ceuta, ni ando diciendo que Ceuta es lo mejor del mundo, ni se me nota nada en el habla que me he criado aquí, ni mi carácter o mi comportamiento son típicos de estos lares, ni mucho menos pienso que morir sea ningún placer, aunque el trance lo pase uno aquí en Ceuta. Así que a lo peor resulta ahora que no soy un buen "caballa", por mucho que me guste el "pescao frito", y me pierda por una fuente de jureles... Pero me viene a la memoria una vieja canción mejicana que escuché en una película allá por los años 50 ó 60, cantada me parece por Jorge Negrete, y que decía así: "Yo no soy de Rancho Grande, pero quiero a este lugar". Y eso  me devuelve la confianza.

         -Ser “caballa” es para mí, simplemente, una cuestión de fidelidades - respondo a la pregunta de Beatriz. Entonces ella, tan ágil para estas cosas, me dispara de nuevo con presteza, sin darme tiempo siquiera a digerir lo que yo mismo acababa de decir:

         -¿Fidelidades a qué, Juan?

         Me quedo unos segundos pensando qué responderle. Temo haberme metido en una especie de trampa de la que no podría salir sin riesgos posteriores. Pero no: Beatriz me mira sonriente y en sus ojos adivino toda la cordialidad del mundo. Así que me lanzo confiado a la respuesta:

         -Fidelidad a un tiempo y a un espacio, a unas gentes, a unas vivencias personales y a muchas cosas más. Yo me siento fiel a los muchos años que aquí he pasado, a todos los lugares de la ciudad que he frecuentado, a mi niñez y mi juventud por estas calles y estas plazas, por estos jardines, estos montes y estas playas... Me siento fiel a la mucha gente que conozco, aunque sólo sea de vista... a mis amigos, a mis padres, que están enterrados aquí..., a los edificios que estoy acostumbrado a ver..., a los paisajes que contemplo desde mi ventana..., a todo lo que yo he protagonizado aquí o que ha ido ocurriendo a mi alrededor, los "gozos y las sombras" de toda una vida..., e incluso a las personas, lugares y cosas que ya no existen pero que siguen flotando en mi memoria, y que son en cierto modo una parte de mí mismo porque son parte de mi experiencia vital.

         Beatriz me miraba como enternecida. Quizá por su mente desfilaban también, al hilo de mis palabras, las imágenes de personas, lugares y acontecimientos vinculados a su propia vida y que constituían igualmente el soporte sentimental de su "ca ballismo".

         -Sí, Juan -me dijo-, tienes razón: Se es fiel a lo que se recuerda con agrado. Los recuerdos gratos engendran fidelidades.

         -Evidentemente -le respondo. Y añado: por eso, las infidelidades y deslealtades nacen muchas veces del olvido de los bienes recibidos. Y lo peor es que la fidelidad es hoy día un valor que está en baja: lo que prima es el transfuguismo. No hay más que echar una mirada alrededor.

         A Beatriz le brilló la mirada. Seguramente pensaba que había llegado la ocasión de hacerme otras preguntas más comprometidas. Pero por ahí sí que yo no pasaba, así que le hice unas señas que querían decir que "de eso nada, monada", y siguió disparándome otras preguntas más inocuas.

         Al final me quedó una duda que me estuvo preocupando un rato: ¿seré yo acaso un mal "caballa"?... Pero cuando regresaba a mi casa por la acera de la Marina y sentía en el rostro el latigazo de frescura del Poniente, la mirada se me iba a las crestas violáceas del Yebel Musa, a las colinas pardas de Calamocarro y del Monte de Ingenieros, a los muelles del puerto, a la mar azul rizada de "borreguitos", a las palmeras del Puente y a toda la largura de mi calle de la Marina... Sentía entonces que todo aquello me ataba y me enternecía, haciendo vibrar en mí las cuerdas de la fidelidad. Por eso, caminando con las manos en los bolsillos, indolentemente, me puse a silbar aquella canción mejicana: "Yo no soy de Rancho Grande, pero quiero a este lugar...” Y, no sé por qué, pero me pareció que las gaviotas me entendían, revoloteando por arriba, planeando con las alas extendidas, como si me saludasen...




La periodista Beatriz Palomo en el estudio de radio, aproximadamente por los años en que tuvo lugar la entrevista a la que se alude en la entrada.

4 comentarios:

  1. Qué maravilla, Ismael. Cómo me ha emocionado este artículo de tu padre, que no conocía. Cuánta verdad hay encerrada en él.
    Me he sentido muy identificado con cada una de sus palabras.
    Un abrazo y gracias, de nuevo, por acercarnos a la obra de D. Juan Díaz.

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    1. "Ser caballa es una cuestión de fidelidades". Fidelidades al paraíso perdido que, como bien señalaste en una de tus letras, siempre permanecerá tan lejos, a la par que tan cerca. No volveremos a ser lo que fuimos, pero la fidelidad nos permite recordar. Un abrazo.

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    2. PALABRA DE D. JUAN FERNANDEZ, PALABRA DE LEY. DABA GUSTO ESCUCHARLE Y TE HACIA PENSAR LO INCULTO QUE TU ERAS A SU VERA

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  2. JUAN DIAZ FERNANDEZ ERA UNA BUENISIMA PERSONA. TENGO UNA ANECDOTA SOBRE EL MUY CURIOSA: SIENDO YO PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN FOTOGRAFICA DE CEUTA, ME HICIERON UNA ENTREVISTA EN LA RADIO, ATAQUÉ UN POCO FUERTE AL AYUNTAMIENTO Y AL DELEGADO DE CULTURA(JUAN DIAZ)POR EL POCO APOYO QUE NOS PRESTABAN, JUAN DIAZ, SE MOLESTÓ BASTANTE ECHANDO UNA BRONCA AL LOCUTOR, A MI TAMBIÉN ME ECHÓ UN RAPAPOLVO, PERO POCO TIEMPO DESPUÉS, SE VOLCÓ CON LA ASOCIACIÓN DANDONOS SU APOYO INCONDICIONAL. LO NMEJOR PARA MI ES QUE NOS HICIMOS GRANDES AMIGOS. CON MOTIVO DE LA CENA DE DESPEDIDA QUE ME DIÓ LA AFC, ME ENVIÓ UNA EMOTIVA CARTA (QUE TODAVÍA CONSERVO)LLENA DE ELOGIOS. TENGO MAS DETALLES POR SU PARTE PERO NO QUIERO EXTENDERME.

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